FUNCIONES Y ENFERMEDADES DE LA PIEL

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Cuando todo va bien y el organismo cuenta con un riego sanguíneo puro y alimentos bue nos y saludables, es muy improbable que apa rezcan erupciones en la piel.
La piel tiene que desempeñar numerosas funciones, y sólo si está sana podrá hacerlo a pleno rendimiento.
La piel debe ser capaz de absorber el aire y el sol con la misma eficiencia con que exuda el sudor y las sustancias tóxicas. Tiene que ser asi­mismo suave y elástica.
Si el cuerpo disfruta de una circulación san­guínea eficiente y la sangre es pura, lo reflejará en unas mejillas sanas y sonrosadas y en la sua vidad y ausencia de imperfecciones de la piel.
Por el contrario, si algo va mal en nuestro in­terior, la piel será de las primeras en mostrar se­ñales visibles, ya que cuando los canales normales para expulsar las materias residuales, es decir, los ríñones y los intestinos, no funcionan como debieran, llegan a deteriorarse y la piel se ve obligada a realizar esas tareas de elimina ción. Muchas personas padecen de estreñimien to, lo que puede provocar toda clase de defec tos e imperfecciones cutáneas.
Las erupciones hacen aparición en el punto de salida más fácil, según el tipo de sustancia tóxica que haya que eliminar.
Las personas que toman constantemente me­dicamentos padecen numerosos trastornos de la piel, pues su organismo está en todo mo mento intentando liberarse de los venenos y materias nocivas que éstas contienen; están también las personas que ingieren grandes can tidades de azúcar refinado, que crea una enor me acidez en el cuerpo, por lo que éste se ve igualmente forzado a expulsar esas sustancias tóxicas a través de la piel, y las que padecen de los nervios y tensiones nerviosas tampoco se ven libres; este grupo padece también trastornos cutáneos, así como los que rara vez sudan, no hacen suficiente ejercicio o llevan puesta tanta ropa que la piel no puede funcionar adecua damente.
Cuando aparece en la piel cualquier tipo de erupción debemos considerarlo como señal y
advertencia de que algo va mal en nuestro in terior.
Si nos limitamos a aplicar un tratamiento a la piel es como si pusiéramos los bueyes delante del carro; pero si abordamos el problema de fondo y purificamos la sangre, desaparecerán los síntomas cutáneos, cualesquiera que éstos sean.
Cuando aparece un carbunco o furúnculo es que se ha abierto un canal improvisado para la expulsión de células descompuestas, pus, sus tancias acidas y otros residuos que, en circuns tancias normales, deberían eliminarse a través de la orina y los excrementos, o también en forma de gas a través de los pulmones o de ven tosidades.
La naturaleza favorece siempre el equilibrio, y si nos detenemos a pensar un momento, nos daremos cuenta de que en ella todo está equi librado. Por tanto, cuando algo va mal, se es* fuerza denodadamente por reajustarlo, lo que significa muchas veces que los venenos y sus tancias tóxicas se eliminen a través de la piel.
Una de las razones de que haya habido un aumento de erupciones cutáneas consiste en el abuso de inyecciones, antibióticos, esteroides, sueros y vacunas, además de tantas pildoras y cápsulas tomadas por vía oral.
Algunos cosméticos pueden resultar también peligrosos para la piel, debido a su elevado con­tenido de sales de mercurio, arsénico, cobre y sulfatos. Pero hoy en día existen en el mercado algunos preparados a base de ingredientes na­turales, tales como hierbas y esencias, que son mucho más sanos.
Las erupciones cutáneas se conocen con mu­chos nombres distintos: el de dermatitis es el más comúnmente utilizado, y aunque significa simplemente inflamación de la piel, bajo él se escudan toda una serie de trastornos de la misma.
Entre los jóvenes de hoy en día predomina el acné, sobre todo porque abusan del azúcar y de los alimentos adulterados y artificiales.
Es, por tanto, esencial purificar la sangre y seguir una dieta alimenticia, temas que abor­daremos en otra parte de esta obra. No obstan te, conviene señalar que si se hace caso omiso del acné, en el plazo de dos o tres años esta clase de erupción cutánea puede llegar a hacerse muy grave y a producirse el desprendimiento de capas interiores de la piel. Aparecen, por tanto, agujeros y pústulas, que permanecerán durante largo tiempo, aun después de haberse eliminado hasta el último rastro de acné; en ocasiones, años y años. Por lo general, el acné
hace su aparición sólo en el rostro, pecho y hombros.
Los furúnculos son dolorosas hinchazones de color rojo oscuro o malva. Las sustancias tóxicas se van acumulando alrededor de un solo núcleo, y cuando llega el momento éste es expulsado, dejando paso al pus.
Los carbuncos son aparentemente iguales a los furúnculos, pero no sobresalen tanto de la superficie de la piel y suelen ser más profundos. También se diferencian de ellos en que rezu man a través de varias vías o canales y no de uno solamente.
El eccema debería ser examinado por un es­pecialista; según su aspecto y la zona en que aparece, recibe diferentes denominaciones mé­dicas. En los últimos años nos hemos encontra do con nuevos tipos de eccema producidos por el uso de cortisonas, penicilinas y otros medi camentos.
No obstante, en cualquiera de estos trastornos cutáneos es fundamental determinar qué es lo que ha provocado su aparición, pues siempre que hay un efecto debe haber una causa. Pueden deberse a toxinas de los alimentos, a alguna clase de deficiencia, al exceso de acidez, o a la ingestión de medicamentos dañinos.
Los picores constituyen uti síntoma importante y pueden llegar a ser graves. Los eccemas reaccionan mal al sol, el aire marino y el agua salada. No obstante, la psoriasis es otra dolencia muy corriente de la piel y debería diagnosticar se correctamente, ya que se parece mucho a un eccema, pero sin que el sol, el aire marino o el agua salada contribuyan a empeorarla en lo más mínimo. Prolifera sobre todo en otoño e invierno. En la mayoría de los casos va acompa ñado de incesantes picores que se recrudecen de noche.
Las herpes son una dolencia cutánea profun­damente arraigada que siguen siempre la línea del nervio o de los nervios afectados. Primero estallan las ampollas y luego se llenan de pus y sangre hasta formar costra. Constituyen una dolencia extraordinariamente penosa, y con frecuencia duran largos períodos de tiempo.
La urticaria es una modalidad de erupción cutánea que da lugar a la aparición de ronchas inflamadas. Este trastorno puede ser agudo o crónico, y resulta extremadamente molesto, pues la irritación es muy intensa. Las ronchas pueden surgir rápidamente en cualquier zona del cuerpo y durar unos minutos o una hora (no es frecuente que duren más), desaparecien do luego tan rápidamente como surgieron. No obstante, ese mismo día o al siguiente pueden
formarse ronchas en otra parte del cuerpo, de­pendiendo de la gravedad de la enfermedad.
Las verrugas pueden surgir en cualquier re gión del cuerpo y ser aplastadas, grandes o pe queñas, en forma de semilla o en punta. Una vez más, su aparición es señal de que algo no va bien en nuestro organismo. No se debería in tentar cauterizarlas o cortarlas bajo ninguna cir cunstancia.
Mediante la aplicación de tratamientos cons­titucionales se logra la desaparición de nume rosas dolencias cutáneas y de muchos tipos de verrugas.

COMO LIMPIAN LAS HIERBAS LA PIEL

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Recurramos una vez más a las hierbas y plan tas para un tratamiento seguro de los problemas cutáneos.
Resulta especialmente importante recordar lo que se ha apuntado en la sección 1; es decir, que los síntomas en la piel proceden de alguna causa interna, que constituyen una indicación de que algo va mal dentro de nosotros.
Nada ocurre por generación espontánea. Dicho en otras palabras, todo debe tener un comienzo y un final, y toda enfermedad una causa y un efecto.
Cuando el funcionamiento de nuestro orga­nismo no es perfecto, la naturaleza hace todo cuanto está en su mano para eliminar las toxi nas, y como la piel es el mayor órgano de elimi nación, aparecen diversos tipos de erupciones. Por tanto, no resulta difícil comprender que, si se suprime de pronto esa modalidad de elimi­nación, será en detrimento de la persona en cuestión.
Por tanto, tratar las manchas, granos, carbun cos, furúnculos y otras erupciones y llagas sig nifica ocuparse únicamente del efecto y dejar la causa intacta. Pero eso no es todo. Si se recurre a ungüentos y linimentos a base de cortisona o antibióticos, servirá sólo para limpiar la piel y eliminar el aspecto más superficial del proble ma, pero a costa de reintroducir venenos y toxi nas en el organismo, empeorando los proble mas de cara al futuro. Si, por el contrario, se aplica un tratamiento a base de medicinas her-bales, se conseguirá resultados más profundos y duraderos.
Las hierbas y plantas suelen influir en más de un sentido, y se observará que, aparte de resul tar útiles para los problemas cutáneos, casi todas las estudiadas en esta obra sirven también para purificar la sangre, con lo que se eliminará la totalidad o al menos parte de las causas del mal.
Las hierbas y plantas contienen además sales, vitaminas y sustancias nutritivas para el cuerpo, y todas ellas en su forma natural y no adultera da. Son tan esenciales para el organismo huma no que, tras tomar hierbas durante algún tiempo, la mayoría de los pacientes comienzan a experimentar una firme sensación de bien estar.
Al llegar aquí cabe preguntarse lo siguiente: «¿Por qué se recomienda en las páginas de este blog la aplicación de determinadas hierbas a la piel en forma de emplastos, fomentos y lava dos?» La respuesta radica en que, si se aplican sobre la piel, las hierbas no sofocan, pero sí ali vian o eliminan las inflamaciones, favorecen la supuración cuando es necesaria y contribuyen a acelerar los procesos curativos.
Cuando al paciente se le trata por medio de hierbas y plantas medicinales, los procesos cu rativos nacen de dentro de él mismo. Ayudan al organismo a eliminar todos los venenos y to xinas que son causa de sus problemas. Algunas veces se produce una reacción en forma de diarrea, estornudos o abundancia de mocos en la nariz, pero tales síntomas no suelen durar mucho tiempo y luego el paciente se siente me jor, ya que su cuerpo está siendo gradualmente purificado.
Por tanto, resulta prudente recordar que cuando aparezca en nuestra piel un sarpullido, erupción, furúnculo, carbunco, lo mejor es no intentar limpiar la piel suprimiendo esos sínto mas, pues lo más probable es que poco después
reaparezcan; en lugar de ello deberíamos em plear sencillos remedios a base de hierbas a los que se ha recurrido desde que el ser humano está en la Tierra, y que resultan seguros, de acción suave y altamente curativos.

AJO

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Llamado también Melaza de los pobres, y en griego Skorodon.
Descripción.—Esta planta abunda en nume rosos huertos y se parece bastante a la cebolla. El bulbo consta de varios dientes juntos, y su olor es mucho más fuerte que el de las cebollas.
Parte utilizada. —El bulbo.
El ajo empezó a cultivarse en los huertos eu­ropeos hacia 1540, pero venía empleándose como medicina desde hacía muchos años; tanto los babilonios como los griegos y los egipcios lo tenían en gran estima. La importancia concedi da al ajo y la cebolla por los antiguos egipcios suscitaba frecuentemente los comentarios sar-cásticos de escritores de otras naciones.
Fuller señaló, refiriéndose al ajo: «Sin hablar de los israelitas, que lo anteponían incluso al propio maná, y a pesar de su olor, algo excesivo y molesto, la mayoría de los pueblos de la An­tigüedad le atribuían grandes propiedades me­dicinales, tanto en seres humanos como en ani­males. De hecho, se ha escrito un grueso blog acerca de sus virtudes, y si hubiésemos de creer todo lo que en él se dice, llegaríamos a la conclusión de que es imposible que se muera nadie que cultive ajos en su jardín o huerta.»
Las investigaciones modernas han venido a confirmar todas esas afirmaciones de nuestros antepasados; pero para los fines que nos hemos propuesto en esta obra, baste decir que el ajo es un excelente purificador de la sangre, por lo que elimina de la piel toda clase de pústulas, manchas y granos, y al organismo en general de los furúnculos y carbuncos.
Culpeper afirmaba: «El ajo libera a la piel de manchas e imperfecciones.»
Dado que se trata de un remedio tan exce lente, deberán tomar ajo todos los aquejados de cualquier tipo de enfermedad cutánea, pues complementa y refuerza los efectos de otras medicinas.
Mucha gente se resiste a tomar ajo debido a su olor, que persiste durante un período de tiempo considerable. No obstante, hoy en día es posible adquirir cápsulas de ajo que se tragan directamente, eliminando así en gran medida las consecuencias desagradables derivadas de ingerir esta planta.
Directrices de empleo.—Cómprese esas cáp sulas de ajo y tómelas de acuerdo con las ins trucciones especificadas en el envase.

AMELO

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Llamado también Pie de león, Sanícula mayor.
Descripción.—Se trata de una hierba que crece en los pastos y bosques. Las hojas tienen forma redonda, y aproximadamente 5 cm. de diámetro; cuentan con nueve lóbulos serrados sostenidos por finos tallos de unos 10 cm. de longitud. Toda la planta está cubierta por un vello espumoso y suave. Las flores son verdes y surgen de un tallo en forma de tridente, con tres hojitas lobuladas en la base de cada uno de ellos. Esta hierba alcanza alrededor de 30 cm. de altura.
Parte utilizada.—La hierba en sí.
Los médicos árabes tienen una elevada opi nión de las propiedades curativas de esta espe cie botánica tan común, y Hoffman y otros han confirmado que posee la virtud de devolver fres­cura y belleza a una piel ajada.
Según Culpeper: «Se trata también de una hierba excelente para curar heridas tanto inter nas como externas, para lo que se toma en forma de infusión o se aplica como emplasto o lava do, pues seca la humedad de las llagas y heridas e impide su inflamación. Elimina asimismo las partes corrompidas, y cura tanto las heridas re cientes como toda clase de llagas y lesiones an tiguas.»
El amelo o pie de león puede emplearse para todo tipo de heridas, así como para contrarres tar los efectos de los accidentes. Resulta también excelente para los defectos e imperfecciones de la piel.
Directrices de empleo.—Se prepara la infu sión vertiendo 1 / 2 litro de agua hirviendo sobre 30 gr. de la hierba. Una vez enfriada, se toma rá 1 vasito 3 veces al día. Cualquier trastorno cutáneo puede tratarse mediante lavados con este mismo líquido.

ARANDANO

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Llamado también «Corazones negros».
Descripción.—Estas bayas crecen en un pe queño arbusto que echa numerosas ramas, y está dotado de flores suaves y aterciopeladas de color rosa o rojizo de las que nacen bayas de color azul oscuro.
Parte utilizada.—Las bayas.
El zumo de arándano mancha el papel y los tejidos de púrpura.
En forma de tarta y complementadas con crema, las bayas son realmente deliciosas.
El extracto de arándano resulta muy útil para el tratamiento de enfermedades cutáneas tales como el eccema de tipo escamoso y otras clases de eccemas húmedos o acompañados de pústu las. Resulta también excelente para las quema duras y escaldaduras.
Directrices de empleo.—Se extiende el ex tracto de arándano sobre la piel limpia, em pleando para ello una brocha suave y esteriliza da. Luego se cubre con una capa fina de algo dón en rama y se sujeta con una venda que de berá cambiarse todos los días.

BARDANA

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Llamada también «Capullo de los mendi gos», «Capullo espinoso», «Personata». A los capullos de esta planta se les denomina algunas veces «Botones de vallico», «Botones de men digo».
Descripción.—Esta planta crece abundan temente en lugares bastante húmedos, a los lados de caminos y carreteras y alrededor de edificios antiguos en terrenos abandonados. La raíz es de color marrón grisáceo y posee un sabor ligeramente dulzón. El tallo alcanza entre 90 y 120 cm. de largo; las hojas son grandes, con frecuencia de entre 50 y 55 cm. de longitud, y se parecen bastante a las del ruibarbo, aunque su cara inferior es más bien blanquecina. Las flores son como cardos, de color púrpura, y sur gen de cortos tallos, con frecuencia en el nudo o articulación de la hoja. Tienen forma de globo y están dotadas de filamentos que se adhieren a la ropa. Los frutos (denominados erróneamen te semillas) son de color marrón grisáceo y arru gados. Tanto las hojas como los tallos poseen un sabor amargo.
Parte utilizada.—La hierba, la raíz y las se millas (es decir, los frutos).
El nombre botánico Actiurn se deriva de arklos, que se refiere a la aspereza de los filamen tos, mientras que Lappa procede de labein, coger.
En la Antigüedad se hervían los tallos o brotes recientes y se comían en forma de ensalada.
Según Culpeper: «Las hojas de bardana son refrescantes, moderadamente absorbentes y se cantes, por lo que resultan muy recomendables para los casos de úlceras y llagas... Maceradas con una clara de huevo y aplicadas a cualquier zona que haya sufrido quemaduras, eliminan, el calor, proporcionan alivio inmediato y con tribuyen a curar la herida.»
La bardana es uno de los mejores depurado res de la sangre que se conocen, pues limpia y elimina rápidamente todas sus impurezas.
Las semillas de esta planta son de gran efica cia y ejercen una importante influencia sobre la piel, ya que son de naturaleza sumamente grasa. Afectan tanto a las glándulas sebáceas como a las sudoríparas y devuelven a la piel la salud y la suavidad.
Tomado regularmente, el té o infusión de bardana elimina toda clase de trastornos cutá neos, tales como furúnculos, carbuncos, que maduras y heridas. Un antiguo especialista en hierbas llegó a afirmar que, si se tomaba regularmente pequeñas dosis de su extracto a lo largo de dos y tres meses, se lograría curar incluso los casos de psoriasis.
La bardana ha logrado curar numerosos casos de eccema, y existen pruebas de que una pa ciente que llevaba casi dos años aquejada de una enfermedad cutánea, y que había probado casi todos los remedios conocidos, vio cómo su piel quedaba completamente limpia al cabo de cuatro semanas de tomar esta hierba.
Cocida, la raíz constituye un excelente reme dio para trastornos cutáneos de carácter esca moso, acompañados de picores, vesiculares o ulcerosos.
Si se limpian los párpados y las pestañas con este líquido, se logrará evitar la aparición de orzuelos y furúnculos.
Directrices de empleo.—Tanto la raíz como las semillas pueden hervirse en la proporción de 30 gr. por cada 3/4 de litro de agua, hasta que quede reducida a sólo 1/2 litro. Se debe tomar de 3 a 4 vasitos por día, o de 10 a 20 gotas del extracto líquido 3 veces al día El té o infu sión se prepara dejando 15 gr. de la hierba en 0,150 litros de agua caliente durante unos quince minutos. Se debe tomar un vasito del mismo después de cada comida.

CAMPANILLA

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Llamada también Lengua de vaca, Bardana rizada, «Paciencia».
Descripción.—Crece libremente en los bor des de los caminos y en terrenos baldíos. Las hojas son estrelladas, alargadas y rizadas en los bordes. Los sépalos cuelgan de cortos tallos in dividuales, que surgen del tallo principal en grupos de cinco o seis. La raíz está formada por breves fragmentos fruncidos de entre 20 y 25 milímetros de longitud, y es áspera, arrugada y de color marrón.
Parte utilizada. —La raíz.
Esta planta se denomina también Lengua de vaca por la forma de su flor y por el hecho de que las hojas estén rizadas en los bordes.
Según Culpeper: «Hervidas en vinagre, las raíces contrarrestan los efectos de costras y otras anomalías de la piel, así como la sensación de picor. Para ello, se lavará la zona afectada con el líquido resultante. El líquido que destilan tanto la planta como sus raíces tiene la misma virtud y libera la piel de pecas, manchas y toda clase de imperfecciones que puedan afearla.»
Resulta también un excelente purificador de la sangre y, al mismo tiempo, tonifica el orga nismo.
Esta planta combate las enfermedades cutá neas de carácter eruptivo y sirve para calmar los picores constantes.
El doctor Fernie recomienda un linimento a base de esta hierba, y da las siguientes instruc ciones para su preparación: «Se puede hacer un linimento hirviendo la raíz en vinagre hasta que la fibra se ablande, y mezclando luego esta pulpa con grasa de cerdo a la que se habrá aña dido previamente un poco de azufre.» Consti-v tuye un magnífico remedio para toda clase de erupciones y picores.
En los problemas cutáneos acompañados de una intensa irritación, puede aplicarse una in fusión fuerte todas las veces que sea necesario.
Directrices de empleo.—Se añadirá 1/2 litro de agua hirviendo a 30 gr. de la raíz en polvo; una vez enfriado, se colará el líquido resultante y se tomará un vasito 3 veces al día.
Para preparar la infusión fuerte de aplicación externa, viértase 1/2 litro de agua hirviendo sobre un puñado grande de las hojas recién co gidas; una vez enfriada, cuélese y utilícese sin restricciones.
 

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